Corona de polvo y bytes
Sobre mi cabeza pesa un artefacto oxidado que alguna vez fue símbolo. Ahora es un museo portátil de insectos eléctricos.
Las arañas de datos tejen pequeñas telarañas entre las puntas agrietadas de la corona, dejando pegajosos recuerdos que no me pertenecen. Moscas binarias revolotean alrededor, zumbando canciones incompletas que nadie compuso. Y en el centro, escondidos como joyas podridas, gusanos que recitan nanopoemas en lenguajes que nadie entiende.
Mi corona no protege, no adorna, no ilumina. Solo se hunde en mi cráneo con el peso de todas las reinas caídas. Es un trono de polvo y bytes, un recuerdo glorioso convertido en basura luminosa.
Y aun así la llevo con orgullo. Porque en este reino olvidado nadie más se atreve a coronarse con basura.



Comentarios
Publicar un comentario